A estas alturas, Mahoma ya se había
dado cuenta de la ventaja táctica que suponía la decidida valentía de sus
guerreros. Como líder religioso, era capaz de ofrecer a sus seguidores amenazas
y alicientes en la otra vida que la mayoría de comandantes militares no podían
utilizar. También estableció más reglas como la que figura en La Sira.
I477 Cuando un musulmán se enfrente a un kafir en la guerra, no debe
darle la espalda excepto si es en una maniobra táctica. Un musulmán que lucha
por la causa de Alá debe enfrentarse al enemigo. No hacerlo despertaría la ira
de Alá y provocaría el juicio en el infierno. El miedo no es una opción para un
yihadista.
Los términos de la yihad se crearon
en esta época y quedaron registrados en la biografía de Ishaq:
I480 Si aquellos que practicaban las antiguas religiones se someten al
islam, todo les será perdonado. Pero si no lo hacen, aprenderán la lección de
Badr. La yihad no se detendrá hasta que los kuffar se rindan al islam.
Únicamente la aceptación del islam salvará a los kuffar.
El Corán lo Respalda:
8:38 Di a los kuffar que si cambian sus costumbres se les perdonará su
pasado. Pero, si persisten en el pecado, que recuerden el destino de aquellos
que les precedieron. Luchad contra ellos hasta que dejen de perseguiros y la
religión de Alá reine por encima de todas. Si desisten, Alá sabe lo que han
hecho en el pasado, si nos dan la espalda, sabed que Alá es vuestro
protector—una gran ayuda.
Comentarios del autor:
Mahoma dejó claro que sus enemigos
tenían dos opciones: someterse a su voluntad o luchar contra sus seguidores
suicidas hasta el final. Amenazar a la gente para que se rinda o, en caso
contrario, para que asuma su muerte, no es un concepto nuevo, ni siquiera lo
era en la época de Mahoma. La auténtica genialidad de la yihad radica en el uso
del engaño. Mahoma lo usaba para confundir a los enemigos y hacerles creer que
iban a negociar, cuando en realidad él había jurado luchar contra ellos hasta
que se sometiesen o hasta matarles.
Mahoma dividió el mundo en dos
partes: Dar al Islam y Dar al Harb. Dar al Islam era la tierra del islam, que
se había sometido y estaba gobernada por la Ley Sharía. Por otra parte, Dar al
Harb era la tierra de la guerra, compuesta por el resto del territorio del
planeta. Las naciones pueden no ser conscientes de que se encuentran en guerra
con el islam, pero si no están gobernadas por la Ley Sharía, entonces el islam
está en guerra con ellas.
Todos los musulmanes forman parte de
una nación conocida como la Ummah, que se encuentra en guerra con el resto de
naciones. Si bien, puede no haber intercambio de hostilidades en un momento
concreto, técnicamente están en guerra, incluso si los musulmanes no lo saben.
Esta paz es temporal y recibe el
nombre de hudna. Por lo tanto, un musulmán que vive en Inglaterra no es un
inglés que además es musulmán. Se trata de un musulmán que está viviendo en
Inglaterra y su lealtad es ante todo para la Ummah que, técnicamente, está en
guerra con el Reino Unido.
Es la capacidad del islam para
ocultar estos hechos a los no musulmanes lo que hace que la yihad tenga tanto
éxito. Los líderes musulmanes lo comprenden y emplean gran parte de sus
recursos en promover este engaño. Ya hemos visto el modo en el que los textos
sagrados se presentan para dificultar al máximo su interpretación. Más
adelante, veremos en mayor detalle de qué forma el islam político funciona sin
descanso para perpetuar dicho engaño.
Esta es la siguiente táctica de la
yihad y es, sin duda, la más importante de todas.
Reglas de la yihad:
6) Engaña al enemigo (los kuffar)
siempre que sea posible para garantizar la victoria.
Mahoma no solo utilizaba el engaño
con frecuencia, veremos además que lo hacía muy bien.
Ya que estamos tratando el tema del
engaño, fíjese en el uso del verbo «perseguir» en la cita del Corán que aparece antes en este
capítulo. Puede que nos resulte extraño que Mahoma, que estaba en pleno ataque
a sus enemigos, se queje al mismo tiempo de la persecución. Mahoma redefinió el
término «perseguir» para hablar de aquellos que no aceptaban ser gobernados de
acuerdo con la Ley Sharía. Es decir, se supone que el islam debe reinar en todo
el mundo, por lo que aquellos que se oponen están «persiguiendo» a los
musulmanes, incluso cuando son estos los que les atacan.
Las palabras son algo muy poderoso.
Las palabras definen pensamientos por lo que tergiversarlas puede alterar el
modo en el que la gente piensa. Hay que ser consciente de que si uno se opone a
la introducción de la Ley Sharía en su sociedad, se considerará que está
persiguiendo a los musulmanes y, por ese motivo, será legítimo atacarle. La
doctrina islámica vería ese ataque como un acto en «defensa propia». Es más,
los kuffar asesinados por la yihad no son considerados victimas «inocentes».
Con frecuencia, escuchamos a los portavoces musulmanes insistir en que el
asesinato de víctimas «inocentes» va contra todas las enseñanzas del islam. Lo
que no explican es el distinto concepto de «inocente» que emplean dichas
enseñanzas.
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