El botín de la batalla
de Badr se dividió y Mahoma se quedó con el veinte por ciento habitual. Por
supuesto, esto seguía siendo la base a la hora de dividir lo que se obtenía en
los saqueos de la yihad (el líder espiritual se quedaba siempre un veinte por
ciento). Llegados a este punto, los seguidores de Mahoma habían empezado a
ganar tanto en riqueza como en poder, lo que hacía que su religión fuera mucho
más atractiva para los árabes del desierto, que se animaron más que nunca a
engrosar las filas de sus seguidores.
Tras la batalla de
Badr, Mahoma perpetró algunos saqueos con hombres armados, atacando a las
tribus aliadas de La Meca. Luego se centró en una de las tribus judías de
Medina.
El caso de los judíos de qaynuqa
I545 Había tres tribus de judíos en Medina. Los Banu Qaynuqa eran
orfebres y vivían en una fortaleza. Mahoma dijo que habían roto el tratado
firmado cuando él llegó a Medina.
No quedó claro de qué modo lo habían hecho.
I545 Mahoma reunió a los judíos en su mercado y dijo: «Judíos, tened
cuidado, pues Alá no hará caer su venganza sobre vosotros del mismo modo que ha
hecho con los Quraish. Convertiros en musulmanes. Sabéis que soy el profeta que
os ha sido enviado. Lo encontraréis en vuestras escrituras».
1545 Ellos respondieron: «Mahoma, pareces pensar que somos tu pueblo. No
te engañes. Quizás has matado a algunos comerciantes de los Quraish, pero somos
hombres de guerra y hombres de verdad».
I545 La respuesta del Corán:
3:12 Dijo a los kuffar:
«Pronto seréis derrotados y lanzados al infierno, ¡un terrible hogar!» En
verdad ha habido una señal para vosotros en los dos ejércitos que se
enfrentaron. Uno luchaba por la causa de Alá y el otro era un grupo de kuffar y
estos vieron con sus ojos que el enemigo les duplicaba en número. Alá ayuda a
quien le complace. Sin duda es una lección a aprender para los que saben
reconocerla.
I546 Poco después, Mahoma asedió la fortaleza de la tribu judía de los
Banu Qaynuqa. Ninguna de las otras tribus judías acudió en su ayuda.
Finalmente, los judíos se rindieron y esperaron una matanza tras su captura.
I546 Un aliado árabe, que tenía a los judíos como clientes, se acercó a
Mahoma y dijo: «Mahoma, trata con amabilidad a mis clientes». Mahoma le ignoró.
El aliado repitió la petición y Mahoma siguió ignorándole. El aliado sujetó la
túnica de Mahoma, lo que le enfureció y Mahoma dijo: «¡Suéltame!» El aliado
respondió: «No, debes tratar con amabilidad a mis clientes. Me han protegido y
ahora vas a matarles a todos. Temo estos cambios».
La respuesta en el Corán:
5:57 Oh, tú que crees,
no aceptes como amigos a los que han recibido las Escrituras [judíos y
cristianos] antes que tú, que se han burlado y mofado de tu religión o que son
kuffar. Teme a Alá si eres un auténtico creyente. Cuando llamas a la oración,
ellos se ríen y se burlan. Esto es porque son gente que no comprende.
Comentarios del autor:
El hecho de que el Corán es la palabra perfecta de Dios es
una de las creencias centrales del islam. El Corán indica de forma muy clara a los musulmanes que no deben tener
amigos no musulmanes. Pueden ser amables con los kuffar, sobre todo para
obtener ventajas para el islam. Sin embargo, si un musulmán es verdaderamente
amigo de un kafir, entonces no es un musulmán.
Cuando intentan motivar
a un grupo de personas para que cometan actos violentos contra otro grupo, es
importante que rompan lazos con ellos. Cualquier comandante militar podría
entenderlo.
Durante la primera
Navidad de la Primera Guerra Mundial, los soldados alemanes e ingleses salieron
de las trincheras, cantaron villancicos y compartieron los cigarrillos y la
comida. Las potencias se aseguraron de que eso no volviese a suceder. Para
motivar a la gente a la violencia es fundamental demonizar y deshumanizar al
oponente y Mahoma hacía esto todo el tiempo. Nunca habló de los humanos en
conjunto, dividió el mundo en musulmanes y kuffar. Estos últimos eran descritos
como el peor tipo de criatura en todos los aspectos y cualquier acto contra un
kafir estaba justificado.
La Sira describe el
modo en el que Mahoma animó esta vez a sus seguidores para que asesinasen a sus
enemigos y críticos, sobre todo a los judíos. Permitió e incluso fomentó el uso
del engaño para conseguir los objetivos; a menudo se ganaba su confianza para
asesinarles.
Extracto de La Sira:
I554 El apóstol dijo:
«Matad a cualquier judío que caiga en vuestras manos». Al oír esto, Muhayyisa
se lanzó sobre un comerciante judío, que era su socio en los negocios, y le
mató. El hermano de Muhayyisa, que no era musulmán, preguntó a Muhayyisa cómo
había sido capaz de matar a un hombre al que había llamado amigo y socio en
muchos negocios. El musulmán dijo que si Mahoma le pedía que matase a su
hermano, él lo haría de inmediato. Su hermano dijo: «Si Mahoma te dice que me
cortes la cabeza, ¿lo harías?». «Sí», fue la respuesta. El hermano mayor dijo:
«Por Alá, cualquier religión que te lleve a esto es maravillosa». Decidió en
ese momento que se convertiría en un musulmán.
Es sorprendente ver de
lo que es capaz la mayoría de la gente. Experimento tras experimento, los
psicólogos han descubierto que cuando un grupo considera que un comportamiento
es aceptable, la gran mayoría verá bien actos que la gente «civilizada»
tacharía de «inhumanos».
¿Cuántos japoneses se lo
pensarían dos veces antes de comer un filete de ballena? ¿Cuántos Vietnamitas
creerían que está mal matar y comer carne de perro? A principios de la década
de los noventa, medio millón de personas fueron brutalmente asesinadas en
Ruanda a golpe de machete por sus compatriotas. En los años cuarenta, seis
millones de judíos fueron exterminados en Europa, la mayoría a manos de
alemanes perfectamente normales. Si echo la vista a mi alrededor, en la época
de mi abuela, niños de cinco o seis años eran los encargados de meterse en las
chimeneas para limpiarlas y muchos no salían con vida.
A una mente moderna,
este tipo de cosas le resultan aborrecibles y, aun así, hay personas como
nosotros que cometen estos actos. Las religiones han mantenido una influencia
poderosa sobre las sociedades. Cuando las personas creen que tienen autoridad
otorgada por un dios soberano, son capaces de pasar por encima de los normales
sentimientos normales humanos de repulsa. Resulta más fácil justificar hasta el
comportamiento más extremo cuando todos los demás también lo hacen.
Mahoma no era solo un
líder religioso. Sus actos desde ese momento hasta su muerte son casi de una naturaleza política. Gracias a la yihad, se
convirtió en rey de toda Arabia en nueve años.
El islam no es solo una
religión. Tiene un enorme componente político, igual que el comunismo o el
fascismo. Este tipo de ideologías son muy peligrosas porque es posible que un
grupo pequeño pero fanático, que no suponga más que el 5 % de la población, se
haga con el poder con consecuencias devastadoras. Una vez llegan al poder, con
frecuencia es imposible echarles sin ayuda exterior. El comunismo duró
aproximadamente unos setenta años, el fascismo apenas una década, pero el islam
lleva ya 1400 años y hoy es más fuerte que nunca.
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