Mahoma explicó a sus
seguidores lo que pasaría al final del mundo. Ese día no llegaría hasta que
todos se hubieran convertido al islam. Una vez que eso suceda, los dhimmis
restantes serán asesinados por los musulmanes. Los judíos se esconderán bajo
las piedras y detrás de los árboles, pero piedras y árboles tendrán boca para
avisar a los musulmanes que irán a matarles. Hasta que ese día llegue, los
musulmanes creen que yacerán en la tumba despiertos y conscientes, esperando el
Día del Juicio Final para poder entrar en el paraíso.
Los únicos que pueden
ascender directamente al cielo son los mártires que mueren por la yihad y sus familias. Una madre musulmana con una gran familia tiene pues un
incentivo poderoso para animar a que uno de sus hijos muera como mártir. Su
muerte se convertirá en un pasaporte al cielo para ella, su marido y el resto de
sus hijos. La alternativa (ser enterrados en vida mientras se espera a que el
resto del mundo sea conquistado) es bastante menos atractiva. Este es el motivo
por el que los musulmanes nunca permiten la incineración de los muertos.
Extracto del Hadiz Sahih Bukhari:
B4:52:177 Narrado por Abu Huraira:
El apóstol de Alá dijo: «Aún no se ha establecido la hora en la que
lucharéis contra los judíos, y la piedra tras la que se oculten dirá:
"¡Musulmán! Aquí está un judío escondido, mátalo"».
Extracto del Hadiz Sahih Muslim
41:6985 Abu Huraira informó que el Mensajero de Alá (la paz sea con él)
dijo:
La última hora no llegará a menos que los musulmanes luchen contra los
judíos y les maten, hasta que se oculten
tras una piedra o un árbol y estos dirán: «musulmán, siervo de Alá, hay un
judío detrás de mí, ven y mátalo». Lo harán todos los árboles salvo el Al
Gharqad, porque es el árbol de los judíos.
El islam anima a los
musulmanes a luchar hasta conquistar a todos, lo que dará paso al final del
mundo. Cuando llegue la hora, todos los verdaderos musulmanes ascenderán al
cielo. Aquellos que se negaron a participar en la yihad se enfrentarán al
castigo de Alá y serán reemplazados por otros más serviciales.
Extracto del Corán:
9:5 Cuando hayan
transcurrido los meses sagrados (la costumbre árabe antigua dice que hay cuatro
meses sagrados en los que no puede haber violencia), entonces matad a los
kuffar dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles!, ¡sitiadles!, y preparad
para ellos todas y cada una de las emboscadas. Pero si se arrepienten, se
convierten al islam, rezan los rezos islámicos, y dan la limosna, entonces
dejadles libres. Alá
es indulgente, misericordioso.
9:38 ¡Creyentes! ¿Qué os
pasa? ¿Por qué, cuando se os dice: «¡Id a la guerra por la causa de Alá!»
permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de este mundo a la otra? ¿Qué
es el breve disfrute de la vida de este mundo comparado con la otra vida? Si no
vais a la guerra, os infligirá un doloroso castigo. Hará que otro pueblo os
sustituya, sin que podáis causarle ningún daño. Alá es omnipotente.
Si ha leído hasta este
capítulo ya se ha dado cuenta de que esta guerra (la yihad) no ha terminado. De
hecho, continúa hoy en día pero de un modo más discreto (al menos en Occidente).
Si la historia islámica pasada nos sirve de guía, esto podría ser el precursor
de una yihad completamente militarizada, lo que no es algo que se pueda
conseguir dentro de las fronteras de las naciones occidentales.
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