Saturday 8 August 2015

25 La mujer en el islam



B1,6,301 Cuando iba de camino a orar, Mahoma pasó junto a un grupo de mujeres y dijo: «¡Oh, mujeres! Dad caridad y donad dinero a los menos afortunados, porque he visto que vosotras conformáis la mayoría de los habitantes del Infierno». Ellas preguntaron: «¿Por qué es esto?» Él les respondió: «Porque maldecís demasiado y sois ingratas con vuestros maridos. Nunca he conocido a nadie con menos inteligencia o conocimiento de su religión que la mujer. Un hombre cuidadoso e inteligente puede perder el rumbo por vuestra culpa». Ellas dijeron: «¿Cuál es nuestra carencia en inteligencia o fe?» Y Mahoma dijo: «¿Acaso no es verdad que el testimonio de un hombre tiene el mismo valor que el de dos mujeres?» Cuando ellas afirmaron que así era, Mahoma continuó: «Eso demuestra que la mujer carece de inteligencia. ¿Acaso no es también verdad que las mujeres no pueden rezar o ayunar durante el ciclo menstrual?» Ellas reconocieron que eso también era verdad y Mahoma dijo entonces: «Eso demuestra que la mujer tiene carencias en su religión».

Comentarios del autor:
Los musulmanes consideran a Mahoma el hombre perfecto del islam, la guía a seguir en todos los temas. Este ejemplo sobre lógica circular nos aporta a nosotros (y a los musulmanes) una visión de lo que debía ser la opinión de Mahoma acerca de las mujeres. De acuerdo con su religión, su testimonio ante un tribunal solo vale la mitad que el de un hombre y no pueden rezar ni realizar el ayuno durante la menstruación. Por eso, Mahoma llega a la conclusión de que las mujeres tienen carencias en materia de religión e inteligencia.




Según la Ley Sharía:
·         La mujer no puede pedir el divorcio.
·         La mujer recibe una parte menor de la herencia que un hombre.
·         La mujer tiene menos derecho a pedir la custodia de los hijos en el divorcio.
·         El hombre puede casarse con muchas mujeres sin estar obligado a informar de esto a la nueva mujer o las que ya tiene.

Estas son solo algunas de las condiciones impuestas a las mujeres musulmanas. Lo que potencialmente es hasta más perjudicial es la obsesión del islam con la moralidad sexual (femenina). Si tenemos en cuenta el tratamiento que Mahoma daba a las prisioneras, la niña con la que se casó además de sus once mujeres, esto puede resultar complejo de entender para un no musulmán.
Como de costumbre, la confusión se resuelve si comprendemos que el islam es un medio para conseguir la conquista (sobre todo tribal). Tal y como ya hemos visto, el islam emplea a las mujeres para progresar, utilizando su capacidad reproductora con el objetivo de aumentar el número de fieles.
Sin embargo, también se considera que las mujeres son un arma de doble filo. Muchas peleas famosas en la historia se han originado por culpa de los celos por una mujer. Se decía de Helena de Troya que su rostro impulsó a cientos de embarcaciones (y dio lugar a diez años de guerra), mientras que la rivalidad por Cleopatra fue la chispa que encendió las batallas entre Marco Antonio y Julio César. Estos no son más que dos de los más famosos ejemplos de ejércitos y sociedades que cayeron presa de la destrucción por culpa de los celos que generaban las mujeres. En los conflictos tribales, las rivalidades y tensiones ocasionadas por una mujer y, sobre todo, por la infidelidad, pueden dar lugar a peleas catastróficas que, a su vez, destruirían la armonía y llevarían a la derrota. Mahoma, que tenía once mujeres, varias concubinas y esclavas, tenía bastantes problemas con las mujeres. Al final, estos se complicaron tanto que aconsejó que las mujeres quedasen ocultas tras un velo.
Al controlar a las mujeres, Mahoma vio que los problemas se reducían y que así podría centrarse en la yihad. La Ley Sharía lo muestra, dado que sitúa a la mujer en una posición de incapacidad desde el momento de su nacimiento.
La Ley Sharía también impone el castigo más barbárico y odioso para evitar hasta el más mínimo rumor de falta de decoro por parte de la mujer musulmana. Dicho castigo puede ir desde recibir latigazos en público, hasta ser enterrada de cintura para abajo en el suelo y luego ser lapidada hasta la muerte. A menudo, son miembros de la familia los que matan a las mujeres antes de que estos casos lleguen a los tribunales. Estos asesinatos sin juicio de por medio reciben el nombre de «homicidio por honor» y cada vez son más frecuentes en los países occidentales.
Para prevenir cualquiera de estos «posibles» problemas, algunas sociedades islámicas han ido un paso más allá y llevan a cabo una intervención quirúrgica en las niñas antes de que alcancen la madurez sexual. El horror que supone esta práctica (conocida como mutilación genital femenina o MGF) supera los límites de la compresión humana.

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