Narrado por Umm Atiyyah al-Ansariyyah:
Había una mujer que solía realizar la circuncisión en Medina. El profeta
(la paz sea con él) le dijo: no cortes demasiado porque eso es mejor para la
mujer y para que sea más amistosa con el marido. (Hadiz al-Sunan Abu Dawud,
libro 41, Número 5251)
En otro hadiz famoso,
Abu Musa cuenta lo que le dijo Aisha:
El Mensajero de Alá (la paz sea con él) dijo: cuando un hombre yace
entre los cuatro miembros (de la mujer) y las partes circuncidadas se
encuentran, entonces es obligatorio el baño. (Sahih Muslim, libro 003,
Número 0684)
Varios de los hadices definen la relación sexual legal (por motivos de
pureza) como el acto en el que las partes circuncidadas se tocan o encuentran.
Lo que nos demuestra que se daba por sentado que tanto hombres como mujeres
estaban circuncidados[1].
Extracto de la Wikipedia:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la MGF como: «todos los procedimientos consistentes en la
resección parcial o total de los genitales externos femeninos y otras lesiones
de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos».
La MGF normalmente se lleva a cabo en las niñas desde que tienen unos
pocos días de vida hasta la pubertad. Puede realizarse en un hospital, pero lo
habitual es que el procedimiento lo lleve a cabo, sin anestesia, una persona
que practica las circuncisiones de forma tradicional con un cuchillo, una
cuchilla o tijeras. De acuerdo con la OMS, se practica en 28 países en el
oeste, este y noreste de África, en zonas de Oriente Próximo y dentro de
algunas comunidades de inmigrantes en Europa, Norteamérica y Australasia. La OMS
estima que unas 100-140 millones de mujeres y niñas en todo el mundo han
experimentado este procedimiento, 92 millones tan solo en África. La práctica
se realiza en aquellas comunidades que creen que esto reduce el deseo sexual en
la mujer.
La OMS incluye una clasificación con cuatro tipos de MGF. Los tres
principales son: el Tipo I, la amputación del prepucio del clítoris
(clitoridectomía); el Tipo II que es la amputación del clítoris y de los labios
menores y el Tipo III (infibulación) es la extirpación de la totalidad o parte
de los labios mayores y menores y, normalmente, el clítoris, además de coser
ambos lados de la vulva, dejando apenas una pequeña abertura para la sangre
menstrual y la orina. La herida cosida se abre solo para mantener relaciones sexuales
y dar a luz. (Nota del autor: a menudo se insertan espinas de acacia en la
vagina y se atan las piernas de la niña para que no las abra hasta que pasen 2
semanas y se haya curado la herida. En ese momento se retiran las espinas y se
deja una pequeña abertura). Aproximadamente un 85 % de las mujeres que son
sometidas a una MGF, pasan por un procedimiento de Tipo I o II, solo un 15 %
son sometidas a uno Tipo III, si bien es el más común en varios países, como
Sudán, Somalia y Djibouti. Hay procedimientos variados que suelen ser incluidos
en la categoría Tipo IV. Van desde clavar espinas o agujerear el clítoris y los
labios, hasta la cauterización del clítoris, realizar cortes en la vagina para
hacerla más ancha (cortes gishiri) e introducir sustancias corrosivas en la
vagina para estrecharla.
La oposición contra la MGF se centra en la violación de los derechos
humanos, la falta de consentimiento informado y los riesgos para la salud, que
pueden incluir el riesgo de muerte por hemorragia, quistes epidermoides e
infecciones recurrentes vaginales y del tracto urinario.
Comentarios del autor:
YouTube solía tener
algunos vídeos bastante gráficos de personas practicando este procedimiento en
niñas pequeñas. Pensé en su momento incluir algunos enlaces, pero no fui capaz
de llevar a cabo una gran investigación. Vi parte de uno de esos vídeos en el
que las mujeres de la familia sujetaban a una niña de la edad de mi hija
mientras la «profesional sanitaria» cortaba sus genitales. Solo logré ver unos
segundos antes de apagarlo. Nunca olvidaré el horror de esa niña gritando
mientras intentaba soltarse con desesperación. Al parecer no es raro que
algunas de estas pequeñas acaben con huesos rotos porque los adultos se
esfuerzan en sujetarlas. A menudo, los intentos de liberarse dan lugar a cortes
chapuceros con consecuencias graves. Algunas de las víctimas se enfrentan a una
vida de extremo dolor incluso cuando todo sale bien. Puede investigar por su
cuenta sobre este tema, pero debo avisarle de que sea fuerte al hacerlo y
consciente de que va a cambiar la visión que tenía de la humanidad.
Sobre la base de los
testimonios del hadiz, queda claro que la MGF era común en Arabia en la época
de Mahoma y que no fue un invento islámico. También es verdad que muchos
musulmanes hoy en día no la practican. Por suerte para muchas niñas musulmanas,
el principal hadiz que recomienda esta práctica no es uno de los dos hadices
«Sahih» (auténticos) de Bukhari o Muslim, sino que se trata del hadiz de
Abu Dawud. Aunque esta es una de las cuatro colecciones que se consideran
fiables, existen algunas dudas, que quedan reflejadas en las distintas
interpretaciones de los diferentes grupos musulmanes.
El islam suní
representa el 90 % de los musulmanes y cuenta con cuatro grupos principales: Shafi’i, Maliki, Hanbali y Hanafi.
Los Hanafi recomiendan la práctica de la MGF, es Sunna o altamente recomendable
para los Malikis y los Hanbalis y obligatoria para los Shafi’i[2]. Tal y como es de esperar, en los países en
los que la escuela de pensamiento del islam es la Shafi’i, la MGF es bastante
habitual. Egipto e Indonesia son Shafi’i y tienen unas cifras elevadas de MGF.
El nuevo gobierno proislámico de Egipto está estudiando la opción de
despenalizar esta práctica aunque en realidad, esto no va a suponer una gran
diferencia. Aproximadamente un 97 % de las mujeres en Egipto son circuncidadas
y un 3 % del país es cristiano.
Por desgracia, este
tipo de procedimientos ya no se limitan a los países islámicos o del tercer
mundo. Un artículo publicado recientemente en el Herald Sun[3] de Melbourne, informó que 600 mujeres habían
recibido el año anterior tratamiento médico por motivos directamente
relacionados con la MGF en un hospital de Melbourne (Australia). Ese es un
hospital en una ciudad durante un año. Lo más probable es que este patrón se
esté repitiendo en otros países occidentales con población musulmana. El
artículo incluye testimonios de profesionales sanitarios que sospechan que la
gente saca a sus hijas del país para que se lleve a cabo el procedimiento o,
incluso, es posible que tenga lugar en Australia.
Germaine Greer, una
famosa activista que lucha por los derechos de la mujer, opinó sobre esto en un
debate. En un programa de televisión expresó su convicción de que la MGF es una
«faceta legítima de identidad cultural». También insistió en que no tenía nada
que ver con la religión y dejó entrever que no deberíamos juzgar a estas
personas con dureza, puesto que las mujeres occidentales se mutilan con
tatuajes y piercings[4].
Este argumento ignora
por completo el hecho de que mutilar tu cuerpo es una decisión personal, pero
mutilar a la fuerza el cuerpo de otra persona, en concreto de una niña
indefensa, es algo que está mal tanto legal como moralmente.
Este debe ser uno de
los ejemplos más sobrecogedores del relativismo cultural. Que lo diga una
activista que defiende los derechos de la mujer me deja sin palabras.
Cuando se descubrió que
la iglesia católica había encubierto abundantes casos de abuso a menores, todos
expresamos, como es lógico, una sensación generalizada de rabia y asco. Los
periodistas de prensa escrita y de los telediarios se mataban por publicar los
detalles y se hicieron llamamientos a la sociedad desde todas partes.
Entonces, ¿por qué este
silencio escalofriante o las disculpas susurradas por la prensa y los que se
han autoproclamado como líderes de opinión? ¿Dónde está el enfado monumental
ante este delito atroz? ¿Por qué nuestros políticos no tratan este tema? ¿Por
qué no se condena a nadie? ¿Por qué estas niñas pequeñas e inocentes no merecen
nuestra protección? Son víctimas indefensas de esa doctrina venenosa que supone
ser políticamente correcto.
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