Saturday 8 August 2015

31 El Proyecto




El Proyecto de los Hermanos Musulmanes por Patrick Poole[1]
Si las autoridades encargadas de hacer cumplir el derecho internacional y las agencias de inteligencia occidentales hubieran descubierto un documento de hace veinte años que revelase un plan altamente secreto desarrollado por la organización islamista más antigua con una de las redes de terrorismo más amplías del mundo para lanzar un programa de invasión cultural que daría lugar en su momento a la conquista de Occidente, copiando las tácticas empleadas por los islamistas durante más de dos décadas, cabría esperar que esta noticia ocupase los titulares de primera plana y en portada del New York Times, Washington Post, London Times, Le Monde, Bild y La Repubblica.
Pero se equivoca si piensa que eso es lo que pasaría. De hecho, las autoridades suizas dieron con ese documento durante una redada en noviembre de 2001, dos meses después del horror del once de septiembre. Desde entonces, la información sobre este documento, conocido en los círculos de lucha contra el terrorismo como «El Proyecto», así como los debates sobre su contenido se han quedado limitados al mundo secreto de la comunidad de inteligencia occidental. Gracias al trabajo de un intrépido periodista suizo, Sylvain Besson de Le Temps, y al libro que publicó en octubre de 2005 en Francia, La conquête de l'Occident: Le projet secret des Islamistes (La conquista de Occidente: el proyecto secreto de los islamistas), finalmente se ha hecho pública información sobre El Proyecto. Un funcionario occidental al que Besson cita en el libro ha descrito al Proyecto como «una ideología totalitaria de infiltración que representa, al final, el peligro más serio para las sociedades europeas».
Ahora, los lectores de las portadas de los periódicos serán los primeros en leer la traducción completa al inglés del Proyecto.
Lo que las agencias de inteligencia occidentales saben sobre El Proyecto empieza con una redada en una villa de lujo en Campione, Suiza, el 7 de noviembre de 2001. El objetivo era Youssef Nada, director del Banco Al-Taqwa de Lugano, que mantenía una asociación activa con los Hermanos Musulmanes desde hacía 50 años y que había confesado ser uno de los líderes internacionales de la propia organización. Los Hermanos Musulmanes, considerados como uno de los movimientos islamistas más importantes y el más antiguo del mundo, fue fundado por Hasan al-Banna en 1928 y su lema es: «Alá es nuestro objetivo; el Profeta es nuestro líder; el Corán es nuestra ley; la Yihad es nuestro camino; morir por Alá es nuestro mayor deseo».
Las fuerzas del orden de Suiza llevaron a cabo la redada cumpliendo una petición de la Casa Blanca durante las primeras medidas severas que se tomaron para cortar la financiación terrorista tras los atentados del once de septiembre. Los investigadores estadounidenses y suizos habían seguido el papel que desempeñaba Al-Taqwa en las operaciones de blanqueo de dinero y financiación de una amplia gama de grupos terroristas islamistas, entre los que se incluían Al Qaeda, HAMAS (la división palestina de los Hermanos Musulmanes), el GIA en Argelia y Ennahda en Túnez.
Entre los documentos que se incautaron durante la operación en la villa suiza de Nada se encontraba un plan de catorce páginas escrito en árabe y con fecha del 1 de diciembre de 1982, que perfilaba una estrategia de doce puntos para «establecer un gobierno islamista en la Tierra» y que se llamó El Proyecto. De acuerdo con el testimonio de Nada a las autoridades suizas, el documento no firmado fue redactado por «investigadores islámicos» asociados con los Hermanos Musulmanes.
Lo que hace que El Proyecto sea tan distinto a la amenaza habitual de «¡Muerte a Estados Unidos!
¡Muerte a Israel!» y «¡Establecer el califato mundial!» que nos encontramos en la retórica islamista, es el hecho de que representa un modo flexible, con múltiples fases y a largo plazo de llevar a cabo la «invasión cultural» de Occidente. Recomienda el uso de diversas tácticas que van desde la inmigración, infiltración, vigilancia, propaganda, protesta, engaño, legitimidad política y terrorismo. El Proyecto ha sido el «plan maestro» de los Hermanos Musulmanes durante más de dos décadas. Tal y como se puede ver en varios ejemplos en toda Europa, incluyendo el reconocimiento político de organizaciones paralelas al gobierno islamista en Suecia, la yihad contra los dibujantes en Dinamarca, la intifada quemando coches en París el pasado mes de noviembre y los atentados terroristas del siete de julio en Londres, el plan que expone El Proyecto ha tenido mucho éxito.
En lugar de centrarse en el terrorismo como el único método de acción de grupo, como pasa con Al Qaeda, el uso del terror es más bien, y de un modo completamente posmoderno, una multiplicidad de opciones disponibles para llevar a cabo una infiltración y confrontación progresiva que, en su momento, lleve al establecimiento del dominio islámico de Occidente. Las siguientes tácticas y técnicas son algunas de las recomendaciones que figuran en El Proyecto:
1)  Establecer contactos y coordinar acciones entre organizaciones islamistas similares.
2)  Evitar alianzas públicas con organizaciones e individuos terroristas conocidos para mantener una apariencia de «moderación».
3)  Infiltrarse en las organizaciones musulmanas existentes y hacerse con el control para redirigirlas hacia los objetivos colectivos de la hermandad.
4)  Utilizar el engaño para ocultar los objetivos deseados de las acciones islamistas, siempre que no entre en conflicto con la Ley Sharía.
5)  Evitar conflictos sociales con los occidentales a nivel local, nacional o internacional que puedan dañar la capacidad a largo plazo de ampliar la base del poder islamista en Occidente o que puedan provocar una respuesta contra los musulmanes.
6)  Establecer redes económicas que permitan la financiación del trabajo de conversión de Occidente, incluyendo el apoyo a administradores y trabajadores a tiempo completo.
7)  Llevar a cabo tareas de vigilancia, obtención de datos y establecer instalaciones de almacenamiento y recopilación de datos.
8)  Instalar un sistema de vigilancia para monitorizar a los medios de comunicación occidentales para avisar así a los musulmanes de «tramas internacionales en su contra».
9)  Cultivar una comunidad intelectual islamista que incluya el establecimiento de grupos de reflexión y de defensa, que se ocupe de la publicación de estudios «académicos» para legitimar la postura islamista y para elaborar una crónica de la historia de los movimientos islamistas.
10)  Desarrollar un plan integral a 100 años para conseguir el avance de la ideología islamista en todo el mundo.
11)  Encontrar el equilibrio entre objetivos internacionales y flexibilidad local.
12)  Construir ampliar redes sociales de escuelas, hospitales, organizaciones de beneficencia dedicadas a los ideales islamistas para que los musulmanes en Occidente tengan contacto constante con el movimiento.
13)  Involucrar ideológicamente a musulmanes comprometidos en instituciones elegidas democráticamente en todos los niveles en Occidente, incluyendo gobiernos, a nivel ONG, empresas privadas y sindicatos.
14)  Utilizar como instrumentos a las instituciones occidentales hasta que se conviertan y estén al servicio del islam.
15)  Redactar constituciones, leyes y políticas islámicas para su implantación en un momento dado.
16)  Evitar el conflicto dentro de los movimientos islamistas a todos los niveles, hasta en el desarrollo de procesos para la resolución de conflictos.
17)  Constituir alianzas con organizaciones «progresistas» occidentales que compartan objetivos similares.
18)  Crear «fuerzas de seguridad» autónomas para proteger a los musulmanes en Occidente.
19)  Fomentar la violencia y mantener a los musulmanes que viven en Occidente con una «mentalidad» de yihad.
20)  Apoyar los movimientos de la yihad en el mundo musulmán predicando, a través de propaganda, personal, financiación y apoyo técnico y operativo.
21)  Hacer que la causa palestina se convierta en un problema internacional capaz de crear una brecha para los musulmanes.
22)  Adoptar la liberación total de Palestina de Israel y la creación de un estado islámico como pilares clave del plan para la dominación islamista de mundo.
23)  Instigar una campaña constante que incite a los musulmanes al odio contra los judíos y que rechace cualquier debate posible sobre conciliación o coexistencia.
24)  Crear de manera activa células terroristas de la yihad dentro de Palestina.
25)  Enlazar las actividades terroristas con el movimiento terrorista internacional.
26)  Conseguir suficientes fondos como para perpetuar y dar apoyo a la yihad a perpetuidad en todo el mundo.
Al leer El Proyecto, uno debe tener en cuenta que se redactó en 1982, cuando las tensiones actuales y las actividades terroristas en Oriente Próximo apenas empezaban. En muchos sentidos, El Proyecto es un plan extremadamente profético al perfilar la mayor parte de la acción islamista, bien sea la llevada a cabo por las organizaciones islamistas «moderadas» o por los grupos claramente terroristas, en las dos últimas décadas.
Por ahora, casi todo lo que se sabe públicamente sobre El Proyecto se lo debemos al trabajo de investigación de Sylvain Besson, incluso su libro y un artículo sobre el tema que se publicó el pasado mes de octubre en el periódico suizo Le Temps bajo el título L'islamisme à la conquête du monde (El islamismo y la conquista del mundo), en el que se hacía una reseña del libro que aún solo está disponible en la edición en francés. Al menos un periódico en Egipto, el Al-Mussawar, publicó la totalidad del texto en árabe del Proyecto en noviembre del año pasado.
La mayoría de editoriales que publican en inglés no han mostrado el más mínimo interés por El Proyecto desvelado por Besson. La única mención que se puede encontrar en los medios de comunicación habituales en Estados Unidos ha sido el segundo punto en un artículo en el Weekly Standard (20 de febrero, 2006) escrito por Olivier Guitta y que se titula The Cartoon Jihad. El comentario más amplio que se ha hecho sobre El Proyecto ha sido el de un investigador y periodista estadounidense que reside en Londres, Scott Burgess, que publicó su análisis del documento en su blog, The Daily Ablution. Junto con su comentario, la traducción al inglés del texto francés del Proyecto se publicó por partes, en forma de serie, en diciembre del año pasado (Partes I, II, III, IV, V y Conclusión). Se ha incluido la traducción integra al inglés del señor Burgess en este libro con su permiso.
A pesar de la ausencia de debate público sobre El Proyecto, el documento y el plan que esboza han sido tema de numerosas conversaciones entre las agencias de inteligencia de Occidente. Un agente de la estrategia antiterrorista de Estados Unidos que habló con Besson sobre El Proyecto y que Guitta cita en el artículo del Weekly Standard es Juan Zarate, asesor en la lucha antiterrorista de la Casa Blanca. Él dijo que El Proyecto es el plan maestro de los Hermanos Musulmanes para «diseminar su ideología política» y le comunicó a Besson su opinión dado que «los Hermanos Musulmanes son un grupo que nos preocupa pero no por las ideas filosóficas y las teorías ideológicas que maneja, sino porque defiende el uso de la violencia contra civiles».
Un reconocido académico internacional especializado en los movimientos islamistas que también habló con Besson, Reuven Paz, mencionó El Proyecto dentro del contexto histórico:
El Proyecto fue parte de la carta de la organización internacional de los Hermanos Musulmanes, que se estableció de manera oficial el 29 de julio de 1982. Expone un amplio plan que fue desempolvado en la década de los sesenta gracias a la inmigración de los intelectuales de la hermandad, sobre procedentes de Siria y Egipto, a Europa.
Tal y como Paz apunta, El Proyecto fue redactado por primera vez por los Hermanos Musulmanes dentro del proceso de reafiliación de la hermandad en 1982, un periodo que marca un impulso ascendente en la expansión internacional de la organización así como un punto de inflexión en las fases de represión y tolerancia del gobierno egipcio que se van alternando. En 1952 la organización desempeña un papel fundamental para el Movimiento de los Oficiales Libres liderado por Gamal Abdul Nasser que derrocaría al rey Faruq, pero que perdería rápidamente el poder en favor del nuevo régimen revolucionario debido a la negación de Nasser a obedecer la petición de los Hermanos Musulmanes de instituir un estado islámico ideológicamente comprometido. De forma regular y en distintos momentos de la historia desde la Revolución de julio en 1952, las autoridades de Egipto han prohibido la hermandad y han encarcelado o asesinado a sus líderes.
A partir de la reafiliación de 1982, los Hermanos Musulmanes han extendido su red por Oriente Próximo, Europa y hasta América.
En casa, en Egipto, los Hermanos Musulmanes obtuvieron un 20 % más de asientos en las elecciones parlamentarias de 2005, convirtiéndose así en el principal partido de la oposición. La división palestina, conocida internacionalmente como HAMAS, se hizo recientemente con el control de la Autoridad Palestina tras ganar 74 de los 132 asientos del Consejo Legislativo Palestino en las elecciones. La división siria históricamente ha sido el grupo organizado más grande que se ha opuesto al régimen de al-Assad y también cuentan con afiliados en Jordania, Sudán e Irak. En Estados Unidos, los Hermanos Musulmanes están representados principalmente por la Sociedad Americana Musulmana (MAS).
Desde su creación, los Hermanos Musulmanes han defendido el uso del terrorismo como un medio para conseguir los objetivos del plan de dominio islámico del mundo. Sin embargo, al ser el mayor movimiento popular radical en el mundo islámico, ha atraído a muchos intelectuales islamistas de relevancia, entre otros a gente como Yussuf al-Qaradawi, un ulema islamista nacido en Egipto pero que vive en Catar.
Dado que es una de las principales figuras espirituales de los Hermanos Musulmanes y de los ulemas islamistas radicales (que cuenta con su propio programa semanal en Al-Jazeera), al-Qaradawi ha sido uno de los grandes defensores de los atentados suicidas con bomba en Israel y de los atentados terroristas contra intereses occidentales en Oriente Próximo. Tanto Sylvain Besson como Scott Burgess proporcionan detalladas comparaciones entre la publicación de Qaradawi de 1990, Priorities of the Islamic Movement in the Coming Phase (Prioridades del movimiento islámico en la siguiente fase) y El Proyecto, que se publicó ocho años antes que las Prioridades de al-Qaradawi. Ellos han notado las sorprendentes similitudes en el lenguaje empleado y los planes y métodos que defienden ambos documentos. Se especula que al-Qaradawi pudo usar El Proyecto como ejemplo para su propia obra o que su mano fuera una de las que participó en su redacción en 1982. Quizás sea una coincidencia, pero al-Qaradawi era el cuatro mayor accionista del Banco al-Taqwa de Lugano, cuyo director, Youssef Nada, tenía en su posesión El Proyecto cuando fue encontrado. Desde 1999, al-Qaradawi tiene prohibida la entrada a Estados Unidos debido a su conexión con organizaciones terroristas y su defensa pública del terrorismo.
Para los que han leído El Proyecto, lo más preocupante no es que los islamistas hayan desarrollado un plan para dominar el mundo; los expertos asumían que las organizaciones islamistas y los grupos terroristas operaban siguiendo a un conjunto acordado de principios generales, redes de contactos y metodología. Lo que resulta sorprendente es ver lo eficaz que ha sido la implantación del plan islamista para la conquista que aparece trazado en El Proyecto por parte de los musulmanes que viven en Occidente desde más de dos décadas. También es motivo de preocupación analizar la ideología que sirve de base para el plan, pues incita al odio y a la violencia contra las poblaciones judías en todo el mundo, el reclutamiento y subversión deliberada de instituciones públicas y privadas de Occidente, la recomendación de una política que favorece y busca el incremento de la confrontación de los musulmanes que viven en Occidente contra sus vecinos y conciudadanos, la aceptación de la violencia como una opción legítima para conseguir los objetivos y la inevitable realidad de la yihad contra los no musulmanes y el fin último de instituir a la fuerza el gobierno del islam a través de un califato regido por la Ley Sharía en Occidente y, con el tiempo, en todo el mundo.
Si la experiencia vivida durante la última cuarta parte del pasado siglo en Europa y Estados Unidos nos sirve de pista, los «investigadores islamistas» que redactaron El Proyecto hace algo más de dos décadas deben estar muy contentos al ver como su plan a largo plazo para conquistar Occidente y ver la bandera verde del Islam ondear al viento sobre sus ciudadanos, se está cumpliendo de una forma tan expeditiva. Si los islamistas tienen el mismo éxito en los próximos años, los occidentales deberíamos empezar a plantearnos disfrutar de las libertades personales y políticas que tenemos ahora antes de que sea demasiado tarde.


[1] FrontPageMagazine.com | 11/05/2006

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