Una vez al año, gente
de toda Arabia acudía a La Meca a una fiesta religiosa. Muchos empezaron a oír
hablar sobre Mahoma y deseaban escucharle predicar. De este modo, obtuvo nuevos
seguidores que provenían de otras zonas. Un grupo vino desde Medina, una ciudad
al norte de La Meca.
En Medina había cinco
tribus, tres judías y dos árabes. Por lo general, las tribus judías eran más ricas y contaban con una mejor educación.
Las tribus árabes se peleaban entre sí y también con los judíos, lo que había
provocado el derramamiento de sangre.
Algunos de los árabes
de Medina que se habían convertido al islam invitaron a Mahoma y a sus
seguidores a que fueran a Medina. Pensaban que podría ser una influencia que
les unificase, alguien capaz de traer la paz a las tribus.
Al año siguiente,
cuando volvió a tener lugar la peregrinación, Mahoma se llevó a los visitantes
de Medina a Aqaba, una ladera fuera de La Meca. Allí, les hizo prestar
juramento, lo que se conocería como el Juramento de Aqaba. El gesto suponía
comprometerse a luchar hasta la muerte en servicio de Mahoma y a cambio de esto
recibieron la promesa del paraíso. Fue la primera vez que las enseñanzas de
Mahoma hablaban de la amenaza de matar y esta fecha también coincide con el
inicio del calendario islámico.
Los Quraish no tardaron
en enterarse y prepararon un plan para asesinar a Mahoma. Supusieron que si no
actuaban ya, Mahoma regresaría con un ejército de Medina y les declararía la
guerra. La mayoría de los seguidores de Mahoma se había marchado ya a Medina y
con su tío muerto, no quedaba nadie para protegerle. Mahoma se enteró del plan
y huyó a Medina. Se ocultó en una cueva durante tres días hasta que pasó la
amenaza y luego continuó su camino en un viaje que duró diez días.
Comentarios del autor:
En este punto de la
historia, Mahoma ya llevaba 13 años como profeta y había completado algo más de la mitad de su carrera como líder religioso.
Contaba con aproximadamente unos ciento cincuenta seguidores, la mayoría de los
cuales eran pobres y no habían recibido educación alguna, pero también había
conseguido ganarse muchos enemigos poderosos.
Aunque Mahoma había
amenazado constantemente a sus enemigos (es decir, cualquiera que no aceptase
que él era el único profeta de Dios) con castigos en la otra vida, sus
enseñanzas eran esencialmente religiosas. Básicamente trataban sobre cómo
tenían que interactuar los musulmanes con Alá o con otros musulmanes, no eran
enseñanzas políticas (cómo tenían que interactuar con los no musulmanes). El
islam tenía la costumbre de dividir las cosas y el Corán no es una excepción: está dividido en el Corán de La Meca, que es principalmente un texto religioso, y el Corán de Medina, que es de naturaleza
política.
En el último capítulo
he hablado sobre el hecho de que los musulmanes están obligados a seguir las
enseñanzas y tradiciones de Mahoma. Me gustaría añadir una serie de importantes
salvedades o de lo contrario empezará a decir que conoce a un musulmán que no
hace eso o cómo es posible que la mayoría de musulmanes no hagan eso.
1) No todos los musulmanes siguen de
forma devota todos los preceptos de su religión, como pasa en cualquier otro
credo. Algunos son muy devotos, otros no. Un musulmán puede comportarse de un
modo que vaya contra las enseñanzas del islam, por ejemplo si bebe alcohol. Esto
no significa que el islam diga que no pasa nada por beber, no es más que el
hecho de que no todo el mundo sigue las normas todo el tiempo. El islam puede
influenciar a los musulmanes, pero los musulmanes no pueden influenciar al
islam.
2) Mientras los musulmanes deberían
seguir el ejemplo de Mahoma, hay una serie de comportamientos que Mahoma adoptó
en su día para conseguir sus objetivos. Estos dependían en gran medida de las
circunstancias; si quisiera ser amable, aquí diría que él fue un «oportunista».
Explicaré esto en detalle durante el libro, puesto que es relevante. Si bien
muchos musulmanes no siguen los métodos menos agradables de Mahoma, todo apunta
a que la mayoría sí comparte sus metas.
3) Los musulmanes en general desconocen
en gran medida los detalles de su religión y esto no es así por casualidad. La
mayoría de musulmanes no habla árabe, sin embargo, sus libros están escritos en
árabe arcaico y los estudiosos del islam insisten en que estos libros no se
pueden traducir. Esta es una de las razones por las que, hasta hace poco, era
realmente difícil comprender estos libros (o incluso saber cuáles de los libros
eran importantes) a menos que te lo enseñasen los estudiosos islámicos.
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