Saturday 8 August 2015

8 La batalla de Badr



Había una gran caravana que regresaba a La Meca cargada de bienes y tesoros. Mahoma se enteró y decidió atacarla para robar lo que transportaba. Algunos de sus hombres no estaban seguros de querer participar, dado que tenían familiares entre los Quraish y eran todos de la misma tribu. Matarles siempre había estado prohibido antes de la llegada del islam, pero ahora Mahoma lo permitía. Mahoma envió un pequeño ejército al ataque, pero los de la caravana habían sido informados de lo que iba a pasar. Enviaron al jinete más rápido a La Meca a pedir ayuda. Los habitantes de La Meca reunieron un ejército a toda velocidad y marcharon hacia el norte para defender la caravana. A todo esto, la caravana había logrado esquivar al ejército de Mahoma y ya había entrado en La Meca. Aunque la caravana se encontraba fuera de peligro, el ejército de La Meca decidió ir al encuentro de los musulmanes en un lugar llamado Badr.
Hasta ese momento, los luchadores de Mahoma no se habían visto envueltos en una batalla real. La mayoría de sus objetivos había sido pequeñas caravanas de comerciantes. El ejército de los musulmanes contaba con muchos menos soldados, pero la batalla empezó y Mahoma tuvo una revelación que quedó registrada en La Sira:

I445 Algunas flechas surcaron el cielo y un musulmán murió. Mahoma habló a su ejército: «Por Alá, cada hombre que muera hoy luchando con valor, avanzando y sin retroceder, entrará en el Paraíso». Uno de sus hombres, que hasta entonces había estado comiendo dátiles, dijo: «¿Quieres decir que si me matan los Quraish no habrá nada que se interponga en mi camino al Paraíso?». Lanzó los dátiles al suelo, sujetó su espada y se fue a la lucha. Cumplió su deseo y murió al poco tiempo.
I445 Uno de los hombres de Mahoma preguntó qué hacía reír a Alá. Mahoma respondió: «Cuando un guerrero se adentra en la batalla contra el enemigo sin armadura». El hombre se quitó la cota de malla, alzó su espada y se preparó para atacar (y murió).

Los musulmanes recibieron una inyección de valor al conocer la revelación de Mahoma. No solo habían perdido el miedo a la muerte, sino que ahora la buscaban. Si ganaban la batalla, se quedarían con el botín de guerra y si perdían accederían al Paraíso.
La batalla fue favorable a los musulmanes, el destino quiso que se levantase una tormenta de arena en el momento decisivo y que soplase en dirección a los combatientes de La Meca. Según Mahoma, estos eran los ángeles que soplaban la arena hacia los rostros de sus enemigos. Los musulmanes ganaron su primera batalla contra todo pronóstico. A pesar de que Mahoma era en efecto un estratega militar muy hábil, lo cierto es que fue su capacidad para motivar a sus seguidores hacia esa valentía suicida lo que resultó ser su verdadera genialidad.

Extracto de La Sira:
I455 Cuando se arrastraron los cuerpos al pozo, uno de los musulmanes vio allí el cuerpo de su padre y dijo: «Mi padre era un hombre virtuoso, sabio, amable y culto. Esperaba que se convirtiese en un musulmán, pero ha muerto como un kafir. Ahora su morada será el fuego del infierno por toda la eternidad». Antes del islam, siempre había estado prohibido matar a un miembro de su propia familia o su tribu. Tras la llegada del islam, un hermano podía matar a otro y los hijos podían matar a sus padres si luchaban por la causa de Alá: la yihad.

Comentarios del autor:
Aunque apenas eran unos pocos cientos de hombres los que participaron en la batalla, esta es probablemente una de las más importantes contiendas en la historia, pues marca el punto de inflexión de una religión que profesan más de mil millones de almas en la actualidad. Los musulmanes conocen muy bien esta batalla, mientras que la mayoría de los occidentales no saben de su existencia. Los hombres de Mahoma fueron a la lucha como un grupo harapiento de bandoleros, pero salieron de la batalla convertidos en una potente fuerza política. La noticia del éxito de Mahoma llegó a todas partes en Arabia y esta victoria (junto con el botín de guerra) trajo a más seguidores.
Lo fundamental, además, es que Mahoma reforzó los cimientos del nuevo sistema: la yihad. Al introducir el concepto del martirio en su religión (o movimiento político), consiguió inspirar a sus seguidores para que abrazasen la idea del valor suicida. Esto representa una ventaja considerable para cualquier ejército, sobre todo para uno capaz de reemplazar a los guerreros caídos tan rápido, tal y como ha demostrado el islam. Mahoma comprendió enseguida la ventaja que esto suponía y a partir de ese momento, gran parte de sus enseñanzas girarían en torno a la importancia del martirio. Habló en repetidas ocasiones de las recompensas que esperaban a aquellos mártires una vez llegasen a la otra vida, premios que superaban con diferencia lo que un musulmán normal podía recibir. Hay distintos niveles en el cielo del islam, las diferencias que existen entre los mismos pueden ser tan grandes como las que existen entre la vida en la tierra y el primer nivel del cielo. Los shahid (mártires) van directos al nivel más elevado.

Reglas de la yihad:
5) Inspira a tus seguidores hacia el valor suicida y fanático.

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